http://www.evangeliodeldia.org Laicos-por-el-Bautismo: March 2008

Laicos-por-el-Bautismo

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Location: Barcelona, Cataluña, Spain

Wednesday, March 26, 2008

Pascua; EMAÚS

Evangelio según San Lucas 24,13-35.

Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. El les dijo: "¿Qué comentaban por el camino?". Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!". "¿Qué cosa?", les preguntó. Ellos respondieron: "Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron". Jesús les dijo: "¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?" Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él. Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba". El entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. Y se decían: "¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?". En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: "Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!". Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Josemaría Escriva de Balaguer (1902-1975), presbítero, fundador
Homilía en amigos de Dios
“Quédate con nosotros”


Los dos discípulos se dirigían a Emaús. Su porte era normal, como el de tantas otras personas que pasaban por aquellos parajes. Y es allí, con naturalidad, que Jesús se les aparece y camina con ellos, comenzando una conversación que les hace olvidar su fatiga… Jesús en el camino. ¡Señor, tú siempre eres grande! Pero me conmueves cuando condesciendes a seguirnos, a buscarnos en nuestro ir y venir cotidiano. Señor, concédenos la simplicidad de espíritu; danos una mirada pura, una inteligencia clara para poder comprenderte cuando vienes a nosotros sin ningún signo exterior de tu gloria.

Al llegar al pueblo, el trayecto se acaba y a los dos discípulos que, sin darse cuenta, han sido tocados en lo más profundo de su corazón por la palabra y el amor de Dios hecho hombre, les duele que se marche. Porque Jesús, se despide de ellos “aparentando que iba más lejos”. Nuestro Señor no se impone jamás. Una vez percibida la pureza del amor que ha puesto en nuestra alma, quiere que le llamemos libremente. Hemos de retenerle a la fuerza y rogarle: “Quédate con nosotros porque atardece y se acaba el día, empieza ya la noche”.

Nosotros somos así: nos falta audacia, quizás por falta de sinceridad, o por pudor. En el fondo pensamos: Quédate con nosotros, porque las tinieblas envuelven nuestra alma, y solo tú eres la luz, solo tú puedes calmar esta sed que nos consume… Y Jesús se queda con nosotros. Se abren nuestros ojos, como los de Cleofás y su compañero, cuando Cristo parte el pan; y aunque él desaparezca de nuevo de nuestra vista, seremos capaces de ponernos de nuevo en camino - empieza ya la noche- para hablar de él a los demás, porque tanto gozo no puede quedar guardado en un solo corazón.

Camino de Emaús. Nuestro Dios ha llenado de dulzura este nombre, y Emaús es el mundo entero porque el Señor ha abierto los caminos divinos de la tierra.

Sunday, March 02, 2008

Con ateísmo y secularismo el hombre se ciega por su propio egoísmo

Con ateísmo y secularismo el hombre se ciega por su propio egoísmo, advierte el Papa

VATICANO, 02 Mar. 08 / 08:18 am (ACI).- Al presidir este mediodía el rezo del Ángelus dominical, el Papa Benedicto XVI denunció la ceguera que afecta al hombre cuando se deja llevar por el ateísmo y secularismo.
“Al curar al ciego, Jesús revela que vino al mundo para emitir un juicio, para separar a los ciegos que pueden curarse de aquellos que no se pueden curar, porque presumen ser saludables. De hecho es fuerte en el hombre la tentación de construir un sistema de seguridad ideológica: incluso la religión puede formar parte de este sistema, como el puro ateísmo o el secularismo, pero al hacerlo uno se ciega por su propio egoísmo”, explicó.
En su habitual reflexión dominical, el Papa indicó que “en estos domingos de Cuaresma, a través de los textos del Evangelio de Juan, la liturgia nos permite emprender un auténtico viaje bautismal”.
“El domingo pasado, Jesús prometió a la mujer el don del ‘agua viva’; hoy, curando al ciego de nacimiento se revela como ‘la luz del mundo’; el próximo domingo, resucitando a su amigo Lázaro, se presentará como ‘la resurrección y la vida’. Agua, luz y vida son símbolos del bautismo, el sacramento que "sumerge" a los creyentes en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo, liberándonos de la esclavitud del pecado y dando la vida eterna”, señaló.
Al meditar sobre el pasaje del Evangelio de hoy, el Papa recordó que “los discípulos, de acuerdo a la mentalidad de la época, daban por supuesto que su ceguera era el resultado de su pecado o el de sus padres. Jesús rechaza esta injuria” y pronuncia palabras de consuelo que “nos hacen sentir la voz viva de Dios, que es amor providente y sabio”.
“Jesús no piensa en las faltas, sino en la voluntad de Dios, que creó al hombre para la vida”, indicó.
El Papa explicó que con el gesto de tomar barro y saliva para curar al ciego, Jesús alude “a la creación”.
“Adán significa ‘tierra’, y el cuerpo humano está realmente compuesto por elementos de la tierra. Haciéndose hombre, Jesús realiza una nueva creación”, afirmó.
Asimismo, precisó que “la curación suscita un debate, porque Jesús lo hizo en sábado, transgrediendo, de acuerdo con los fariseos, el domingo. Así, al final de la historia, Jesús y el ciego se encuentran ‘expulsados’ por los fariseos: uno porque ha violado la ley y el otro porque, a pesar de su recuperación sigue llevando la marca de pecador desde su nacimiento”.
“Queridos hermanos, sanemos en Jesús, que puede y quiere darnos la luz de Dios. Confesemos nuestra ceguera, nuestra miopía y, en especial, lo que la Biblia llama el ‘gran pecado’: la arrogancia. Ayúdanos Santa María, que generando a Cristo en la carne dio al mundo la verdadera luz”, concluyó.
Al final del Ángelus, en su saludo a los peregrinos de lengua español pidió que “siguiendo el itinerario cuaresmal, invito a todos a dejarse iluminar por Cristo y hacer que, con el testimonio de vida y las buenas obras, resplandezca su luz ante los hombres”.