http://www.evangeliodeldia.org Laicos-por-el-Bautismo: «Le pondrás por nombre Jesús»
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Monday, December 18, 2006

«Le pondrás por nombre Jesús»

Libro de Jeremías 23,5-8.

Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David un germen justo; él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país. En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: "El Señor es nuestra justicia". Por eso, llegarán los días -oráculo del Señor- en que ya no se dirá: "Por la vida del Señor que hizo subir a los israelitas del país de Egipto", sino más bien: "por la vida del Señor que hizo subir a los descendientes de la casa de Israel, y los hizo llegar del país del Norte y de todos los países adonde los había expulsado, para que habiten en su propio suelo".

Evangelio según San Mateo 1,18-24.

Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados". Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros". Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

Leer el comentario del Evangelio por :

San Veda el Venerable (hacia 673-735), monje, doctor de la Iglesia Homilía 5; CCL 122,36

«Le pondrás por nombre Jesús»

En hebreo «Jesús» quiere decir «salvación» o «Salvador», un nombre que, para los profetas, designaba una vocación muy determinada. De ahí provienen estas palabras cantadas con un gran deseo de verle: «Mi alma se alegra en el Señor y mi corazón con su auxilio, y me consumo ansiando su salvación» (Sl 12,6; 34,9; 118,81). «Yo exultaré con el Señor, me gloriaré en Dios, mi salvador»(Ha 3,18). Y sobre todo: «Dios mío, escucha mi oración, no te cierres a mi súplica; hazme caso y respóndeme» (Sl 54,3). Es como si dijera: «Tú, que te llamas Salvador, salvándome, manifiestas la gloria de tu nombre». Pues el nombre del hijo nacido de la Virgen María es Jesús, según le dijo el ángel: «Él salvará a su pueblo de sus pecados»...

La palabra «Cristo», él mismo, designa la dignidad real. En efecto, los sacerdotes y los reyes eran «crismados», es decir, ungidos con aceite santo; por ella eran signo de aquel que, apareciendo en el mundo como el verdadero rey y gran sacerdote, ha recibido la unción del «aceite de júbilo entre todos tus compañeros» (Sl 44,8). Es por esta unción que se llama Cristo, y los que participan de esta misma unción, la de la gracia espiritual, son llamados cristianos. ¡Que por su nombre de Salvador, se digne salvarnos de nuestros pecados. Que por su unción de gran sacerdote, se digne reconciliarnos con Dios Padre. Que por su unción de rey, nos dé el reino eterno de su Padre!

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