http://www.evangeliodeldia.org Laicos-por-el-Bautismo: La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado
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Monday, April 23, 2007

La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado

Evangelio según San Juan 6,22-29.

Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos. Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?". Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello". Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?". Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por : Santo Tomás Moro (1478-1535), hombre de Estado inglés, mártir Diálogo del consuelo en las tribulaciones

“La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado”

El fundamento sobre el cual nos apoyamos es la fe. Sin fe, es imposible esperar que se pueda llevar algún consuelo espiritual… ¿Qué sostén podrá procurar la Santa Escritura a alguien que no crea que es la Palabra de Dios y que su Palabra es verdadera? ¡ Poco provecho encontrará si uno no cree que es la Palabra de Dios o si, incluso admitiendo que lo es, cree que puede tener errores! Según la fe sea más o menos fuerte, las palabras de consuelo de la Santa Escritura harán un bien mayor o menor. Esta virtud de la fe ningún hombre puede adquirirla por sí mismo, ni tampoco darla a otro… La fe es un don gratuito de Dios, y tal como dice Santiago: “Todo bien, todo don perfecto viene de lo alto, del Padre de las luces.” (St. 1,17). Por eso, nosotros cuando tengamos signos de que nuestra fe es débil, pidámosle que la fortifique.

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